domingo, 19 de enero de 2020

Mirando atrás

La publicación mensual de la lista Elo de los jugadores de Oberena nos permite tener una visión sobre cómo va evolucionando el rating en el corto plazo. Pero, como ya comentábamos el año pasado, las variaciones en el corto, sobre todo con los más jóvenes, puede llevarnos a una percepción un tanto limitada: subidas impresionantes pueden ocurrir tras alguna bajada (o viceversa), con lo cual, el resultado es más o menos irrelevante. Así que, al menos de vez en cuando, conviene echar un vistazo en un plazo un poco más largo.
Así que he preparado una tabla con las variaciones anuales, en primera instancia, hasta un máximo de 5 años de nuestros jugadores (bueno no de todos, sino de unos cuantos de los primeros en el ranking y que han estado con nosotros estos últimos 5 años):

Cuando abrimos el zoom de una visión mensual a una anual, algunos números son más que impresionantes, con subidas en el último año de algunos por encima de los 200 (Javier, Leyre o Cristian) o de los más de 100  de Juan. Bueno, los números son un  poco relativos porque de haber tomado la lista de Febrero en lugar de la de Enero, posiblemente Aimer también se hubiera sumado a la fiesta.

Resulta fácil pensar que, a partir de un cierto rating, es difícil mantener el nivel de progresión, pero, al menos unos cuantos de nuestros chavales, parecen no haber encontrado ese nivel de resistencia y sus perspectivas siguen siendo muy generosas.

Entre los más veteranos (sensu lato), lo más habitual es perder o, con suerte, mantener rating, pero algunos escapan a esta tendencia natural. Destacan los +72 de Pedro que, algún día nos tendrá que explicar su secreto. Pero tampoco están mal los +35 de Miguel (y más que van en camino, con su buena actuación en Sevilla) o los +32 de Txus. A Angel (+34), no lo podemos clasificar en ninguno de los dos lotes.

Si abrimos un poco más el foco y nos vamos a los dos, tres o cinco  años, en varios de los casos antes citados, y algunos más, las cifras se van a varios centenares y algunos, ni siquiera tenían Elo: un trabajo individual y colectivo fantástico, del que nos podemos sentir orgullosos.

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