Los sorteos de División de Honor y de Primera, más el emparejamiento del suizo de Segunda, nos había deparado un TRIPLE (!) emparejamiento con San Juan...porque los piscineros no tienen más equipos, que si no...
A lo que vamos, Oberena A visitaba a unos de los equipos que tradicionalmente ha estado en la pomada del Navarro por Equipos, salvo el año pasado, en que se borró de manera inopinada.
Los sanjuandarras ya habían anunciado sus intenciones cuando, en la Rd1, atizaron un 7,5 - 0,5 a Paz de Ziganda...y eso que no contaron con algunos de sus primeros tableros.
Llegada a la nueva sala de ajedrez de San Juan (estos tíos tienen instalaciones cada vez más cucas) y por allí estaban todos, incluidos Bayo, Luisda y Carayol, que no se dejaron ver en la Rd1. Así que salvo Roi e Iker Irañeta, no podían presentar mejor equipo. Ya decía yo que nuestras primeras rondas se asemejaban a la cuesta de Enero 😰. Nosotros presentamos casi el mismo equipo que en la Rd1, con la única diferencia de Mariano por Txus. ¡Ah!, y Pedro que ya había finalizado su tránsito por el Veteranos, lo que hizo innecesario que rescatáramos a nuestros chavalicos, que ya tenían sus propia batalla ante Arrano.
Para resumir una larga tarde, un empate a 4 que puede merecer valoraciones muy diferentes. No he calculado la esperanza matemática del encuentro, pero sospecho que conseguimos como punto y medio más de lo que nos deparaba el tío Arpad. Por lo que me cuentan, a principio de la sesión, el encuentro apuntaba a que lo íbamos a pasar fatal. Pero a medida que avanzaba la tarde, las partidas comenzaban a mostrarse más favorables. Pedro consiguió una rápida victoria ante Carayol, jugando con negras. Se ve que ha venido rodado de Altea. No tuvo tanta suerte Dani que sufrió algo parecido, pero en el terreno cambiado, a su partida de la semana anterior. Mikel, tablas con Borja, en su estilo, aunque se le vio un punto más agresivo. Aurelio tuvo una buena partida con Bayo. Yo diría que estuvo mejor, pero una ligera imprecisión...no se puede conceder ventajas a estos jóvenes. De manera que, allá por las tres horas y medio de juego, estábamos en desventaja en el marcador, pero con buenas perspectivas en las partidas en juego. De manera casi simultánea, Mariano y Kasia consiguieron convertir la ventaja de sus partidas en victorias, ambos en un final donde los peones mostraban su fuerza arrolladora, con torres en el caso de Mariano y alfiles en el de Kasia.
Faltaban las dos últimas partidas, con las que teníamos fundadas esperanzas de alcanzar un valiosísimo triunfo.
Juan había desplegado todas sus habilidades frente a
Iñigo Martínez, pero este se manejó con precisión en un final de caballos con desventajas de peones, pero un rey muy activo y, a pesar de los intentos postreros de
Juan, la partida finalizó en tablas. Este parecía ser también el destino de la partida entre
Luisda y
Miguel. Ambos llegaron a una posición aparentemente igualada, tal vez con un
edge para el de
San Juan, pero sobre todo, con los dos relojes acercándose a los límites y, ahí,
Luisda tiene pocos rivales, fue encadenando
tricks hasta que
Miguel tuvo que abandonar. Dura lucha para un resultado objetivamente excelente, pero con el regusto de que pudo ser mejor, ante uno de los equipos que luchará por el triunfo final.
La semana pasada comentaba que, en apenas tres meses, nos veríamos con
Orvina en
Liga Vasca, a cuatro tableros, y el resultado que obtuvimos nos daría una victoria mínima. A señalar que, en los mismos primeros cuatro tableros, lo del sábado hubiera resultado un 3,5 - 0,5. Para compensar el resultado se revirtió en los últimos cuatro, en los que nuestra
segunda línea tiene la
obligación competitiva de ser una de las más sólidas del Campeonato.
En el resto de la jornada, resultados muy extremos. Paz de Ziganda, que había sufrido un severo correctivo antes San Juan en la Rd1, despejó todas las dudas al deshacerse de Mikel Deuna por 6,5 - 1,5. Ansoain demostró que, como el año pasado, es un serio candidato al título al endosar un 7 - 1 a Runa. Bastante sorprendente, por inusual, el 8 - 0 de Orvina ante Santa Ana, no porque los de la Txan no tengan ese inmenso potencial, sino porque siempre es difícil no dejarse algún punto por alguna esquina, más aún cuando enfrente hay un equipo tan sólido como el tudelano.
