jueves, 8 de octubre de 2015

¿Se quemó el Ajedrez en Alejandría?

Hoy amigos lectores nos vamos a bucear en los confines tan oscuros que a veces alberga la época que conocemos como antigüedad para intentar comprender como el ajedrez pudo llegar a occidente sin que esto sea el precedente de una nueva Leyenda sobre los orígenes del ajedrez. Así que primero un poco de música ambiental y vamos con el artículo que espero les guste.


Y que mejor forma de hacerlo que con el maravillosos Alejandro Magno que fue el precursor del nacimiento de la biblioteca más enigmática y maravillosa de nuestra historia, la Biblioteca de Alejandría.



Un hombre histórico digno de ser estudiado a fondo dentro de los orígenes del ajedrez ya que llegó en aquella época a la india y entre otras muchas cosas fundó Bucéfala y a su enemigo Poros le convirtió en un excelente aliado y amigo con el que a buen seguro compartió muchos conocimientos y aprendió mucho de aquel pueblo.

Recordemos un poco la historia que estamos contando sobre los orígenes del ajedrez en el Chaturanga y el Chatrang y comencemos a soñar como auténticos buceadores históricos en la escena tan emblemática que se podría obtener viendo a Poros y Alejandro jugando una partida de ajedrez.

¿POSIBLE....IMPOSIBLE? ciertamente ni confirmamos ni descartamos ninguna de las posibilidades, pero que duda cabe que soñar dentro de la historia nos da coincidencias muy enigmáticas y que igual dentro de unos años cuando aparezcan los restos de Alejandro Magno sepamos más sobre los orígenes del ajedrez.

Pero si todo esto les puede sonar a casualidad o invención, sigamos con la enigmática biblioteca de Alejandría que tenía como meta poseer todos los manuscritos que existieran en el mundo conocido para tener la mayor compilación de los conocimientos que el ser humano conseguía. ¿Tendrían manuscritos sobre el juego de la Chaturanga o el Chatrang?, yo soy de los que creen que sí.

Era tal la rabia y hambre de saber que tenían en Alejandría que al puerto llegaban los barcos repletos de manuscritos originales de todas las partes del mundo conocido para que fueran traducidos y copiados. Se llegó al extremo tan ambicioso de copar y quedarse con los originales y enviar de vuelta una copia de los escritos prestados.



Todo se escribía en papiro y sin duda supuso un aumento industrial impensable para la época ya que Alejandría fue un gran exportador de tan preciado “utensilio sobre el que escribir”, pero también causó estragos en aquella época cuándo los pedidos de papiro no llegaban por ciertas circunstancias que tratan de explicar los historiadores como una forma de evitar competencia de saber por parte de otros pueblos. ¿Fue este uno de los motivos por los que el ajedrez no entró en occidente? Es posible que sí.

Alejandría sería la gran Universidad de la Antigüedad ya que no sólo se almacenaba, se traducía y copiaba, además se estudiaba, se comprobaba y se experimentaba todo aquello que en los papiros se escribía. Era el nacimiento de la experimentación científica de forma grupal y demostró en aquellos gloriosos años que en Alejandría se albergaba el auténtico y hoy sorprendente conocimiento de la humanidad. ¿Se jugó en aquella biblioteca al ajedrez? Yo creo que sí.

Alejandría llegó a poseer el pensamiento más avanzado del hombre y sin lugar a dudas muchos afirman que conocían sobradamente el juego del ajedrez y datan así una de las posibles entradas en occidente del chess.


El fuego y la barbarie humana terminó con el sueño de Alejandría y el ajedrez desapareció de occidente para quedarnos con el Petteia, un juego del que hablaremos más adelante.

Para despedirnos hoy recordemos una leyenda sobre la muerte de Alejandro Magno que a pesar de no ser cierta sí que es instructiva.

Cuentan que Alejandro viendo cercana su muerte convocó a todos sus generales y les comunicó que tenía tres deseos tras su partida de este mundo:
Qué el ataúd fuera portado en hombros por los médicos de palacio.
Qué los tesoros más preciados fueran esparcidos por el trayecto a su sepultura.
Y por último que sus manos quedasen a la vista en su enterramiento fuera del ataúd y a la vista de todos.
Los generales suspiraban y murmuraban hasta que uno de sus más preciado valedor y amigo le dijo a Alejandro: ¿Y todo esto porqué y para qué Alejandro?
Alejandro respondió:
Quiero que los médicos carguen mi ataúd para así mostrar a todo el pueblo que no tienen el poder sobre la muerte.
Quiero que el suelo esté cubierto con mis tesoros para que todo el pueblo vea que los bienes materiales en este mundo se quedan.
Quiero que mis manos se balanceen al viento para que el pueblo vea que las tengo vacías a mi muerte tal y como la traje cuando nací.

2 comentarios:

MA dijo...

Una vez más, magnifico artículo. ¡Gracias!

Jose Antonio dijo...

Gracias Miguel Ángel. Un abrazo