Ayer se jugaba la duodécima partida del Match por el Campeonato del Mundo entre Carlsen y Caruana. La última de ritmo clásico. Curiosamente, y tal como sucedió en la primera partida, Carlsen se mostró más activo con negras que lo que ha venido sucediendo con las blancas y se alcanzó una posición complicada. De esas que resultan difíciles de analizar y comentar. Vamos, lo que se espera de una partida entre los mejores del mundo, ¿no?
Tal como sucede últimamente, y por mucho que los comentaristas intenten disimular que están mirando, aunque sea de reojo, a los motores de análisis, decepción, porque Carlsen no entrara en una línea en que lo mejor era entregar algo y, además, no está claro. ¿Cómo era el mundo antes de esto?
El caso es que la partida fue avanzando, con más parsimonia de la que nos gustaría a los aficionados, con Carlsen apretando, aunque no ahogando, como quizás hubiera sucedido en sus mejores tiempos, y Caruana defendiendo y consumiendo tiempo. Mucho tiempo.
Así las cosas, se llegó a la jugada 31 con una posición, aparentemente favorable a Carlsen, con un Caruana con muy poco tiempo (casi 9 minutos nominales [ya se sabe que, al final hubiera sido un 50% más], pero no deja de ser un cierto apuro...y todo el mundo utilizando su particular bola de cristal, cuando...Magnus jugó Ta8...y ofreció tablas. ¿Tablas? Sí. Algunos comentaristas especulaban sobre la posibilidad de que que Caruana hubiera sufrido una contractura en el hombro cuando se abalanzó sobre Carlsen para darle la mano y sellar el resultado. En Chess24 (imagino que el medio que utilizó más gente para seguir el evento), hubo comentarios de Antón y Pepe Cuenca, sugiriendo que el Divis les había colado un fake. Nadie se creía que Carlsen hubiera ofrecido tablas en esa posición. Luego, en la rueda de prensa, Carlsen justificaba que la ventaja no era tanta y que su estado anímico no era el mejor para luchar por la victoria.
De su estado anímico, no tengo noticias. Pero estoy de acuerdo con él en que la ventaja, si la hay, es minúscula. En estos días, a todo el mundo le entra la febrícula con la barrita del diagrama de la partida de Chess24. Pepe Cuenca especulaba con un decisivo Cb3 del negro, que impresiona, sí, pero no amenaza nada. A mi, francamente, en tiempo real, me daba la impresión de que el negro estaba mejor...pero me resultaba muy difícil pensar en nada inmediato. Las variaciones del módulo parecían bastante caprichosas y, en ese sentido, entiendo el comentario de Carlsen, pero, como jugador, me resulta muy difícil de entender el ofrecimiento de tablas, cuando el contrario tiene poco tiempo en el reloj y casi ningún plan, salvo parar amenazas, reales o imaginarias, y, para el negro, resulta difícil equivocarse (salvo decisiones dudosas, tipo Cb3).
Mucha confianza en las semirrápidas (o, más aún en las rápidas, si hay empate en estas) o cierto temor a tomar una decisión en esas condiciones?
Resulta difícil de resolver en alguien tan impenetrable como Carlsen. Pero, a mí, me pareció una decisión extraña.
Como guía del aficionado para mañana, la cosa va así:
- Cuatro partidas rápidas al ritmo de 25 minutos + 10 segundos por jugador
Si persiste el empate,
- Dos partidas al ritmo 5 minutos + 3 segundos, que podrían llegar a ser hasta 10 partidas de este tipo.
[Pregunta: ¿Es esto a lo que está esperando Carlsen?]
Y, si permanece el empate, Armageddon, con una partida de 5 minutos, para las blancas, frente a 4 minutos de las negras, pero victoria final de estas últimas, si la partida termina en tablas.
El miércoles, la resolución de todo esto, y un nuevo, o renovado, Campeón del Mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario