El sorteo inicial nos había deparado un par de rondas finlaes complicadas. ¿Cuáles no lo son? En esta Rd8 nos las veíamos con Conteneo. Un equipo a priori destinado a luchar por el ascenso que no había tenido un buen comienzo, pero que se había reforzado a mitad de Campeonato. Así que algunas dudas sobre cual sería, entre los cinco jugadores posibles, el cuarteto que nos iban a poner enfrente.
Nosotros ya teníamos nuestro cuatro decidido. De manera que Aurelio, Jesús, Txemi y Pedro, además del conductor, se ponen en marcha con tiempo, alrededor de las 11 y poco, para, tras la ronda de recogidas, poner rumbo al botxo. Hora y media larga con conversaciones sobre las expectativas de la tarde y otros eventos de la actualidad. Mejor no mencionar que, sobre el papel, ellos, en función de la alineación, nos sacan entre 40 y 70 puntos por tablero. El equipo está fuerte y hay confianza en la victoria. Bueno, algunos se apuntan al empate: ya se sabe, el resultado más probable. Cuestiones estadísticas.
Bilbao nos recibe con un día espléndido y a las 13:30, la expedición además de nuestros cónsules en Bilbao, Mikel, de manera más permanente, y Alex, de manera más circunstancial, nos citamos en el Amarena, a apenas unos metros de la sala de juego. Como vamos con tiempo, café en El Arenal, que cuando, yo vivía por allí era el Boulevard. Los nombres cambian (y, probablemente, las cuestiones económicas y las propiedades, también). Pero, bueno, el café de siempre.
Llegadas las 16h, estamos en la Sala de Juego y las partidas comienzan, con presencia de árbitro y todo. ¡Qué formal! Por cierto, yo esperaba que coincidieramos con más partidas de la Liga Vizcaína por Equipos, pero el sábado tenían jornada de descanso.
Las partidas comienzan de manera, más o menos, esperada, salvo la del maestro Txemi que nos ha dicho en el coche que va a jugar una cosa y luego juega otra. A mi me fascina no solo el hecho de poder tener un repertorio amplio, sino utilizarlo de una manera tan free-style.
La primera partida partida en ponerse brava es la de Pedro en el cuarto tablero. El empieza con sus cosas habituales (un poco sosas, tal vez, aunque, luego, los resultados dicen otra cosa), pero, enfrente, Sadusea, no tiene ganas de tranquilidad y apunta al enroque de nuestro cuarto tablero. Hay un momento en que parece que la cosa se va a copmplicar (y mucho), pero, al final, no es para tanto y Pedro solventa la situación sin demasiados apuros. Sadusea ofrece tablas y son aceptadas, en una posición totalmente igualada.
Dos horas y algo de juego. Para entonces las otras tres partidas pintan bien, aunque el resultado final aún parece algo incierto.
La que mejor aspecto tiene es la de Txemi. Tras haber salido con bien de una defensa un tanto carroñera, la partida se anima bastante. Hay varias jugadas de esas que, o estás jugando la partida o siguiéndola constantemente que, de otra manera, son difíciles de entender; pero tiene toda la pinta de que Txemi jugó de manera muy precisa. Al final un par de peones por la calidad, con dos alfiles muy fuertes...y, ante la desesperación, a su rival se le cayó la bandera, cuando aún parecía que había un cierto margen para la resistencia. Al menos visto desde fuera.
Entretanto la partida de Cortés, frente a un clásico como Iñaki Arnáez, deparó todo el interés de partidas clásicas. Una Najdorf, con enroque largo del blanco, el rey negro en el centro, entrega de material del blanco, amagos por ambas partes...ahora las máquinas otorgan a estas posiciones apenas unas décimas de ventaja/desventaja. Pero, para los humanos, esto sigue siendo máxima tensión, más aún cuando las virtuales manecillas del reloj se aproximan al límite. De manera que, al final, sí hubo fuegos artificiales y Jesús demostró lo que puede hacer en este tipo de posiciones. Victoria con un punto de brillantez.
El primer tablero fue el último en finalizar. Ya nos lo temíamos. Carlos Varas se juega un esquema clásico frente a los esquemas favoritos de Aurelio, pero se desvía de los principal en la décima. Aurelio juega con convicción y a pesar de entrar en posiciones que parecen ponerle en el límite, consigue quedar mejor. Ante lo inevitable, Varas entrega una calidad (o Aurelio se la caza) para buscar chances con un alfil de negras que hurgue en las casillas débiles del enroque del nuestro. Pareció que Aurelio lo tenía, pero la posición derivó en un final de peones, en el que, con cierta prevención ante la posibilidad de irrupción del blanco, se firmaron las tablas. Una gran partida en la que, tal vez, merecimos algo más.
El resultado final es extraordinario. Un 1-3 frente a Conteneo no solamente mejora nuestras probabilidades estadísticas en este ronda, sino que, de cara a la última, miramos más hacia arriba que hacia abajo. Lo cual es todo un mérito...y provoca, también, porqué no decirlo una cierta relajación.
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