Una tarde en Orvina

La Rd3 de la Primera División de la Liga Vasca nos llevaba a la calle Valtierra a enfrentarnos con Orvina B. No era el mejor encuentro tras dos derrotas, pero esta competición es así y, al fin y cabo, tarde o temprano, te has de ver con todos los equipos, así que...

Lo mejor, compartir el local con otro enfrentamiento de Liga Vasca, aunque esta vez de División de Honor, entre Orvina A y San Juan. Así que casi una buena selección de lo más granado del ajedrez foral en unos metros cuadrados.

Nosotros nos presentábamos con una alineación bastante interesante: Dani, Aurelio, Jesús y Txemi. No fue por falta de ganas de jugar de otros oberenistas. Por la tarde, pasaron por el local de juego, Pedro, Txus, Cesar, Joaquín...pero es que las alineaciones de la Liga Vasca solo dan para cuatro jugadores. Por cierto, y para completar esta revisión de visitantes, nutrido grupo de jugadores forales (además de los de Orvina, claro), Joseba Otano, Iñaki Esparza, Markotegi y otras tantos...además de la presencia de Jesús de la Villa que siempre emerge cuando hay ajedrez de intererés. La descripción de presencias forales quedaría incompleta sin mencionar que Mikel Huerga ejerció de árbitro de la contienda.

Bueno, al lío. Expectación ante la alienación de nuestros anfitriones. El orden de fuerzas de Orvina B es largo (y aguerrido), así que había cierta incertidumbre. Alguna sorpresa cuando apareció Mindeguía.  La alineación se cerró con Cinza, Hernandorena y Sanciñena...y, poco después de las 16h, se iniciaron las partidas.

Mindeguía-Dani (1er tablero)

El primer tablero fue el primero en terminar (no de la sala, porque estando Argaya en los alrededores ya se puede sospechar que, casi con seguridad, ese honor le cabe a su partida, pero esa es otra batalla) a pesar de que, en principio, suponía el enfrentamiento más equilibrado. Creo que ya había visto a Minde jugar la Alapin, pero no se si los dos contendientes se esperaban mutuamente y juegan algo que, dentro de la variedad de la línea, se escapa un poco de lo habitual. El caso es tras los primeros escarceos, Dani sale de la apertura con un peón de más. No parece haber compensación; es verdad que la dama de Mindeguía está un poco más centralizada, pero la de Dani controla bien el flanco de dama. Minde intenta alguna cosa contra el flanco de rey de Dani, pero este se come un segundo peón y ya, con una cierta ventaja, resuelve, con cierta elegancia, cuando parecía que el reloj podía suponer alguna presión.

Txemi-Sanciñena (4º tablero)

La segunda partida en finalizar fue la que presentaba mayor desequilibrio a priori. Pero nada de eso fue muy evidente durante varias horas en el tablero. Una apertura tranquila, de esas que tras 20 jugadas los trebejos de ambos contendientes apenas han entrado en contacto. Que si por aquí, que si por allá...no, que vuelvo. La cosa andaba bastante soseras, en esto que, de repente, a todos los peones centrales (c4, d4, e4, f4) de Txemi les dio por avanzar. Creo que Sanciñena equivocó algún intercambio y, además se había dejado unas casillas blancas débiles en el flanco de rey; el caso es que no solo perdió calidad, lo que aún parecía poder defenderse, sino que el peón d de Txemi, libre de marca, se coló hasta la octava.

Hernandorena-Jesús (3er tablero)

Creo que una Siciliana cerrada. Todo lo de Jesús fue muy de libro y lo de Egoi, creo que, también, pero el orvino, fiel a su costumbre le llevó a que cuando empezaron la partida en serio no es que estuviera muy apurado de tiempo, sino lo siguiente. Jesús consiguió hacerse con ventaja de un par de peones. Y ahí empezaron las dudas...sobre todo para los espectadores. Jesús pareció en todo momento muy seguro de lo que hacía y el análisis reposado a posteriori demuestra que tomó las mejores decisiones en casi todo momento. Lo cierto es que la partida terminó con un final con cuatro peones ligados contra un alfil y, a pesar de la existencia de un par de peones por bando en el otro flanco, que Egoi consiguió bloquear en el color de su alfil, y que mantuvo en vilo a los espectadores, Jesús manejó el final con maestría en todo momento.

Aurelio-Cinza (2º tablero)

La última partida en finalizar tuvo ciertos tintes dramáticos, con un lejano parecido al segundo tablero. Cinza jugó una defensa irregular con el cambio de su AD por el CR del blanco con idea de estropear su estructura de peones del flanco de rey del blanco. Inicialmente, la posición parecía ser de ventaja para el blanco, pero no fácil, desde luego. Aurelio entregó un peon en el flanco de dama, con idea de devolverle el favor sobre la estructura de peones del negro en el otro flanco. Pero sus propios peones tampoco estaban muy a salvo. La posición del rey blanco en el centro y un peón h aislado también daban ciertas chances al negro y, aunque el blanco llevaba la iniciativa, hubo un momento que el desequilibrio en el reloj nos hizo sentir un tanto incómodos. Pero lo cierto es que Aurelio se manejó como en él suele ser habitual y, tras cambiar damas, terminó entrando en un final de dos torres por bando en el que, a pesar de tener un peón de menos, estaba mejor. De la precisión de sus maniobras habla a las claras el hecho de que terminó con tres peones arriba y, a pesar de la defensa numantina de Cinza, este nada pudo hacer y el encuentro se cerró pasadas las 20h.

El resultado, un 0-4, es extraordinario y a pesar de que es cierto que, tal vez, nuestros rivales no nos pusieron enfrente todo de lo que son capaces, no deja de ser cierto que en este Torneo, como en el Navarro por Equipos, los resultados finales tienen más que ver con las alienaciones reales que con el orden de fuerzas inicial.

Para nosotros el resultado es muy importante porque, tras un comienzo titubeante, recuperamos la senda del 50% de los puntos, aunque aún seguimos en puestos de descenso. Esto es muy largo, pero cerramos el primer tercio con cierta esperanza. Aunque no hay tiempo para el descanso: la semana que viene, tendremos a Portugalete, que marcha en la segunda plaza, así que hay que remangarse, de nuevo.
Post-Scriptum: Nuestros contendientes lo han visto así.