La penúltima ronda (Rd5) ofrecía en sus primeras mesas los enfrentamientos que iban a decidir el Torneo, o casi. En la primera mesa, Zaratiegui pareció llevar la iniciativa ante Rafi a cambio de escaso material, sin embargo, no consiguió concretar las amenazas y, tras al cambio de la mayor parte del material, el final resultante parecía francamente ventajoso para Rafi. Pero Zaratiegui se guardaba un as en la manga y entregó una pieza para forzar un final de tablas. El caso es que Zaratiegui ejecutó la secuencia de los últimos movimientos a gran velocidad (no tenía mucho tiempo) y cometió un lapsus, cuando tenía las tablas en las manos, que le costó una torre.
En la segunda mesa, una partida muy interesante. Por la entrega de un peón, Joseba Otano obtuvo una cierta compensación que mantuvo al rey de Sanciñena en situación un tanto incómda. Con el cambio de piezas, no obstante, me pareció que este último tenía un plan bastante claro a base de empujar un peón pasado en el flanco de dama. Pero no jugó con demasiada energía y Otano consiguió movilizar con acierto una increíble masa de peones, tan fue así que terminó dando mate al rey contrario, en el centro del tablero, con la impagable ayuda de un alfil.
Las siguientes tres mesas tenían el interés añadido, al menos para nosotros de contemplar en acción a tres de nuestros txikis en lugares de cierta relevancia para el resultado final del Torneo. Los tres terminaron con resultados diferentes. En la tercera mesa, Leyre tenía una misión difícil al enfrentarse a un jugador de la valía y experiencia de Gregorio. Desde que vi la posición, me pareció que Gregorio tenía una ventaja no excesiva, pero relativamente sólida. El de Runa no lo debía de tener tan claro, porque en una de sus jugadas accionó el reloj cuando le quedaba ¡un segundo! En fin, jugando con fuego, pero sobre el tablero jugó de manera eficaz e impuso su sabiduría ajedrecística.
Tardé un rato en comprender la posición en la partida entre Mikel Ochoa y Cristian. Este último atacó con intensidad, aunque con un cierto desorden, de manera que, en algún momento, una pieza suya quedó perdida. Pero, lejos de aclararse la posición, esta se complicó...y mucho. Tras varias alternativas, Cristian pareció quedar mejor, pero Ochoa tiró de recursos y obtuvo (bueno, ambos obtuvieron) unas tablas. Javierito se enfrentaba a Juan Rey. Ambos jugaron rápido, y, para cuando llegué, ya estaban en un final de reyes y peones. De esos que hay que jugar con sutileza, pero no fue el caso. En la rapidez, Javier fue más efectivo.
Unas mesas más atrás, el padre de la criatura sucumbió, no sin tener sus opciones ante Oyaga. En las tres mesas siguientes, tres tablas. Daniel, tuvo las mejores opciones ante Oier Lacruz, pero los jaques de este último, en un final de damas, y la escasez de tiempo, evitaron lo que parecía una posible victoria. Jorge y Lucía hicieron tablas tras un larguísimo final de alfiles de distinto color. Tablas también para Aimer ante Leire Dorregarai. Y Juan demostró que está en un magnífico estado de forma y progresión al imponerse a Iker. Victorias también para Paula (que le consolida un bloque de Elo), Pablo, Javier Riezu (quien rompió su tendencia tablish), Inés (ante Unai), Ekain, Elena (por incomparecencia) y Fermín (ante Luca).
En el resto de las partidas de oberenistas, no tuvimos tanta suerte, aunque no signifique que no pudiéramos haber obtenido algún punto más. Entre ellas en la partida de Jose, en la que no puntuar parecía lo más difícil. En el otro enfrentamiento fraternal, entre oberenistas, no se presentaron ni Pilar ni Marta (?). Esta tarde cierra el Torneo, con un claro favorito, Rafi, aunque Joseba no se lo pondrá fácil. Los emparejamientos de la Rd6, están aquí.
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