viernes, 29 de mayo de 2015

Navarro Individual Rd6: Espadas en alto para la última ronda

Antes de la ronda
Todos esperando ansiosamente los emparejamientos. Llega el martes...y, ¡helo aquí!. Comentarios del tipo: A mí me toca con... Y ,¡buf! vaya cruce en la mesa X...Toda la información en esta url de chess-results (ahora ya con los resultados, claro).
Más allá de los enfrentamientos particulares, dos hechos llaman la atención: Hay casi tantas líneas de "sin emparejar" que de cruces efectivos. Esto, claro, no es tan dramático. En cada línea de emparejados hay dos jugadores y en las de "sin emparejar" sólo uno. Además, no todos los "sin emparejar" lo son de manera irreversible. Pero, aun así, son muchos. Demasiados. Y alguien, quien corresponda, debería reflexionar sobre ello. Intentaremos volver sobre ello (junto con alguna otra consideración que sigue), pero la cuestión no es del todo sencilla. Pero, en cualquier caso, no es una buena noticia.

Y se inicia la ronda...o casi
Con unos minutos de retraso, se ponen en marcha los trebejos...o casi. Ya sabemos que hay jugadores que llegan con retraso de manera habitual. No hace falta ser muy explícito. Pero, además de lo habitual, un par de puntos de atención. Uno de ellos, no es demasiado trascendente, desde la perspectiva de la clasificación, al menos; aunque todas las partidas lo son y el respeto que merecen los jugadores es el mismo si están jugando en la primera mesa o en al última. El caso es que Martín espera en vano a su adversario durante el tiempo preceptivo y luego se termina yendo con esa mezcla de sensaciones que da haber obtenido el punto, por una parte, y esa sensación incierta parecida a una tomadura de pelo.
Más enjundia tuvo la segunda, aunque, en este caso, fue un tanto distinta. No hubo segunda mesa. Se enfrentaban dos de nuevas más prometedoras jóvenes promesas: Alejandro Bernal y Daniel Roldán. Creo que muchos nos imaginamos que habían pedido jugar su partida en Tudela (o alrededores) y evitarse un par de horas de viaje. Como somos mucho más discretos de lo que la mayor parte de la gente imagina, la cosa quedó así durante una buena parte de la tarde; hasta que, en una de estas, en la hoja de resultados del equipo arbitral apareció un llamativo -/+. Quizás estuvo ahí desde el principio...y preguntas, claro. Lo que oí es que Alejandro abandonaba el Torneo por la presión de selectividad. Lo entiendo, claro,...pero mixed feelings. En primer lugar, porque la selectividad está sobrevalorada (y creedme que sé de lo que estoy hablando): jugar una partida no te da ni te quita nada, más bien al contrario. Esto se puede aplicar también a otras situaciones, pero el miedo es libre y las elecciones personales también. Lo que sucede es que, independientemente de las decisiones individuales, estamos en un Torneo y querámoslo o no, los resultados particulares condicionan el resultado final del mismo. De nuevo, no es una cuestión fácil e intentaré volver sobre ello, porque nos llevaría mucho espacio.
Y, sí, algunas partidas se jugaron
En concreto 15, así que sí, el subtitular es un poco tendencioso (licencias del autor), pero nada que ver con las 24 que se deberían de haber programado.
En la primera mesa, un duelo de alto voltaje. El outsider Javier Sevilla contra un Iker Irañeta que se había mostrado intratable hasta el momento. La apertura transcurrió de manera bastante normal (aunque yo no puedo evitar pensar que el blanco queda mejor en estas estructuras). Confieso que perdí de vista la partida un buen rato hasta que llegué a la misma en un momento crítico: pensé  que el blanco ganaba ya, pero mi adversario movió y ya no tuve ocasión de seguir el desarrollo final, que fue de tablas. Así que, como en la Formula1: si parpadeas, te lo vas a perder, en versión ajedrez. De la segunda mesa, ya hemos hablado. Alejandro está fuera, pero Daniel no sólo se lleva el Juvenil, sino que, con el 100% de los puntos ganados (de los disputados, tuvo una incomparecencia por una indisposición se convierte en al única alternativa a Iker por el triunfo final.
En la tercera mesa, un Mikel Ortega, redivivo tras su titubeante inicio, ante Pedro. Ante una Tarrasch contra la Francesa, Pedro seca la posición. Es verdad que el blanco tiene ciertas ventajas microscópicas que, con tesón, intenta explotar durante toda la partida. Pero Pedro es tenaz en la defensa y se firman las tablas, lo que parece garantizarle a Pedro el título de Veteranos. En la cuarta mesa, Alvaro Bayo sale en tromba y Pablo Urriza parece estar impreciso en una Alapin (Salgado-style). A mi me pareció que el de Orvina estaba frito, pero apenas unas jugadas después se lía una trifulca táctica y el neopiscinero abandona. Mi intuición ya no funciona ni en partidas ajenas. Para terminar la hilera noble, interesante partida entre el vigente campeón, Gorka Argandoña, y ese joven que hace tiempo que dejó de ser promesa, Iñigo Ortín. Tras dura partida, emerge un final de torre contra caballo. Tablas, claro, pero como el joven ribero no tenía nada que perder, estuvo empujando durante tiempo y tiempo. Última partida en acabar tras 117 jugadas y que se agotaran las 50 reglamentarias. ¡Qué agotamiento!
En la sexta, la penúltima en acabar (nada  que ver con la anterior). Cesar pareció exprimir con precisión una apertura que parecía haberse quedado seca. Sin conseguir resolver una posición complicada cuya táctica le parecía favorable, entró en un final ventajoso. Pero Roberto Arana se defendió bien e incluso casi llegó a ejecutar ese adagio de que es más fácil dar mate con alfil y caballo cuando el contrario tiene material que sin él. Al final se llegó a una posición de tablas claras...sobre todo cuando te preguntan por un diagrama o estás viendo la partida...pero cuando la estás jugando con el incremento, todo alcanza tintes mucho más dramáticos...sobre todo cuando el reloj se pone a pitar cuando baja de los diez segundos. Está claro que, en esto del ajedrez, uno nunca termina de sorprenderse.
Muy interesante la partida entre Ainhoa Ortín y Goyo Sola. Las blancas quedaron retrasadas en el desarrollo, algo extraño en un gambito de dama, y pareció que se centraban en un alfil más que ominoso que le quedó al negro. Pero éste, con gran aplomo, lo entregó a cambio de mantener al rey blanco en el centro. La estrategia parecía muy prometedora, pero la vigente campeona se defendió con extraordinaria tenacidad. Habría que ver las variantes concretas, para comprobar si las blancas tenían mejores alternativas, pero, en cualquier caso, Goyo se manejó con gran energía y se llevó el punto, aunque muchas jugadas despés de lo que él creía, supongo.
En la mesa 8 se dirimía uno de los títulos del torneo, de manera casi directa, lo que resulta difícil con el actual sistema. Se enfrentaban Santi y Rafi. Tras una apertura con fianchetto en el flanco de rey del negro, Santi rompió en f5, lo que parecía garantizarle una ventaja consistente. Todo esto en teoría. Luego, ya se sabe, la táctica de cada posición es la que es y Rafi se llevó el punto y supongo que el título de superveterano (>65).
En la novena, el duelo de pistoleros del Torneo: Zazo y Argaya. El caso es que Argaya se está tomando su tiempo en las partidas y frente a alguien que juega al toque, terminó pasando lo que es más frecuente (aunque siempre hay excepciones): punto para el de San Juan, tras una sutileza táctica.
Marina demostró que su Elo no dice todo lo que juega, y se impuso a un duro rival como es Zaratiegui, tras deslizarse con gracilidad, con negras, por las casillas blancas del tablero. 
En el duelo intraoberenista de la jornada, Alex se impuso a Leyre. D. Arpad puede decir que es un resultado lógico, pero la partida fue mucho más vibrante de lo que el observador inadvertido podría creer. Alex se lanzó a cazar la encerrada Dama de Leyre, pero se dejó, al menos temporalmente, material por el camino. Tras varias alternativas en el final, Alex cazó el Rey de Leyre en el centro (¡ah!, pero, ¿no era un final?).
En los últimos tableros, Miguel no pudo con la maravilla Huarte, Angel hizo tablas con el runero Rubén Marín y, como ya hemos comentado al principio, Martín tuvo una victoria indolora.
Última ronda
La última ronda se presume apasionanteIker Irañeta y Daniel Roldán se enfrentan por el título, habiéndose asegurado el segundo el título juvenil, lo que no es una conquista menor, a la vista de los competidores. 
Pedro acaricia el título de Veteranos, aunque habría que discutir lo que podría (hipotéticamente) pasar en el caso de un sorpasso de Rafi (entre veteranos y veteranos+). Interesantísima partida en la tercera mesa entre Iñigo Ortín y Pablo Urriza, así como la de la cuarta ente un Gregorio Sola, jugando a un gran nivel, y Mikel Ortega, intentando finalizar el Torneo en posiciones de privilegio. Y, en la quinta, Txus vuelve al Torneo (...esa costumbre de tomarse byes de 0 en las últimas rondas...) para intentar finalizar también con honores.
Queda por resolver un título, además de los citados, el de Campeona Femenina (que también se lleva el entorchado de Campeona Femenina Juvenil, dadas la circunstancias). Marina (con 4 puntos) se enfrenta, con blancas, a Barri. Partida complicada. Hace un año ya se enfrentaron y la victoria fue para el profesor. Pero cada partida es un mundo. Pronóstico incierto.
Por su parte, Ainhoa, con negras, se las verá con Pabollet. ¿Quizás algo más favorable?
En cualquier caso, un enfrentamiento asimétrico que no sé si desvela quién debería de llevarse este título, pero la entrada ya está quedadando demasiado larga, así que, como otras cuestiones, que ya hemos expresado más arriba, quedan para un hipotética próxima entrada (¿alguien me puede conseguir días de más de 24 horas?).
La resolución de todo, a partir de mañana a las 16:30 en Fuerte del Príncipe, con bastantes jugadores sin emparejar y un nuevo descanso un tanto incomprensible. Todo normal. Los cruces de la última ronda, en este enlace.

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