Tras comenzar con victoria, ni más ni menos que ante San Juan, la situación parecía propicia con Santa Ana, más aún cuando estos últimos habían sido severamente derrotados por los runeros en la segunda ronda; pero el encuentro se saldó con una derrota mínima...y gracias.
La realidad suele ser más tozuda y, en cualquier caso, siempre supera a la ficción. De manera que aunque el resultado de la segunda ronda parecía excelente, lo cierto es que sólo mejoraba ligeramente el resultado estadísticamente probable (un empate a 4). En esta segunda ronda, una derrota frente a Santa Ana puede parece un mal resultado, pero lo cierto es que el resultado más probable era una derrota por 4,5-3,5 (justo el resultado que se dió).
En realidad, la justificación de este resultado habría que buscarlo bastante antes de comenzar el Campeonato. En las reuniones, tanto físicas como virtuales, antes de comenzar el Campeonato, la fecha del 25 de Octubre estaba marcada el rojo: más de la mitad del equipo tenía algún compromiso personal de algún tipo para esa fecha. Así que, aun antes del sorteo, la cosa se antojaba complicada. El emparejamiento con Santa Ana, con el correspondiente desplazamiento a Tudela no parecía mejorar la situación; aunque hay que hacer notar que, en realidad, esta circunstancia influyó poco en la alineación final. Eso sí, entre medias, alguno de los dudosos, pudo confirmar que jugaba, mientras que hubo algún otro incidente (por no decir algo más) que nos restó algún jugador más. No pensábamos que estas tribulaciones terminaran afectando a todos los equipos de la Sección, pero esto ya es otra historia. En resumen, los jugadores del A ocuparon los 5 primeros tableros y necesitamos refuerzos del B (1) y del C (2). Ya sobre el terreno, una rápida visión permitía comprobar que, en los primeros tableros, las partidas se antojaban como igualadas o favorables, pero en los últimos, pintaban bastos. La tarde se encargaría de confirmar los augurios. Y sí, por si alguien se lo ha preguntado, el equipo de la segunda ronda hubiera derrotado al de la tercera por 5,5-2,5, al menos in silico.
Antes de entrar en cada una de las partidas, una breve anotación sobre el desarrollo temprano de las partidas, eso que solemos llamar aperturas. 5 de las 8 partidas se iniciaron con esquemas de tipo Reti y otras dos fueron una Larsen o similares, aunque, por su plasticidad, algunas de las partidas terminaron en otras aperturas según la clasificación ECO. Sólo se me ocurre afirmar que cuánto daño está haciendo Magnus al ajedrez. Claro que la única apertura reconocible por sí misma fue una Owen...no sé qué es peor.
El primer tablero era esta vez cosa de Aurelio, ante la ausencia de Dani. Enfrente Patxi Sesma, uno de esos adversarios siempre incómodos, cuando menos. Sin embargo, la partida siempre pareció cómoda para el nuestro. No quiero decir que adquiriera ventaja temprana, pero sí que jugó una línea relativamente habitual para él, en la que el blanco no entró en las líneas más críticas. La ventaja posicional se convirtió, con posterioridad, en un avance de la masa de peones del negro sobre el flanco de rey del blanco, con remate táctico. Impecable.
Algo parecido en el segundo tablero que enfrentó a Txemi con Moisés Laguardia, pero con los colores cambiados. Es decir que, en este caso, el blanco nunca abandonó una ligera iniciativa que constriñó el espacio disponible para los trebejos negros. Es posible que el negro dispusiera de mejor defensa, pero Txemi estuvo muy efectivo.
En el tercer tablero, Diego Ramíerez Parra, quien no había jugado las primeras rondas, y Pedro jugaron un esquema similar a las dos partidas anteriores, pero con un mayor punto de respeto mutuo y la sangre nunca llegó al río. A falta de un minuto para el comienzo del clásico, oferta de tablas que se aceptó casi antes del ofrecimiento (lo que hubiera hecho las delicias de Isaac Asimov).
En el cuarto, Javier se enfrentó al siempre difícil David Garrido (quien jugó la susodicha Owen). Javier quedó mejor, lo que no es difícil contra esa Defensa; pero la cosa quedó reducida a una ventaja menor y aceptó las tablas ofrecidas por su rival.
Hasta aquí, las buenas noticias. A partir de aquí las cosas se complican. En el quinto se enfrentaron Alejandro Bernal y Cesar. Sobre el papel (Elo) encuentro igualado, pero Alejandro es uno de los juveniles con mayor proyección. Curiosamente, la partida pudo tomar unos derroteros bien distintos de los que finalmente tuvo. El joven tudelano juzgó (equivocadamente) que el nuestro había cometido un error temprano en la apertura y se aprestó a castigarlo. Cesar aceptó el envite, pero unas jugadas más tarde, jugó una "natural", algo que suena bien, pero suele ser nefasto en posiciones críticas. Ambos cometieron el mismo error de juicio en la partida sobre una línea que daba clara ventaja al negro, por omisión de un detalle trivial. Tras esto, Alejandro apuntó directo a a yugular de Cesar, quien no pudo evitar el fino juego táctico de su rival.
En el sexto, ambos equipos llamaron a refuerzos de sus equipos B, aunque un tanto desequilibrados, ya que se enfrentaban Andrés (1799) y José Angel Carcavilla (1931). Apertura tranquila del nuestro, que llevó a un cambio masivo de piezas, y a un final de torres, con una peón débil retrasado en columna abierta del negro. Creo que Andrés se precipitó ligeramente al comerse el peón sin cuidar su propia debilidad y se firmó un rápido empate.
Los dos últimos tableros vivieron un doble enfrentamiento entre jóvenes de las respectivas canteras, aunque con un cierto desequilibrio en Elo a favor de los tudelanos (270 puntos de media, que se antojan muchos). En el séptimo, Daniel Roldán se enfrentó a Irati en una típica partida con apertura de peón de dama. La partida parecía discurrir de manera bastante típica, cuando una pieza de Irati se evanesció del tablero.
En la última mesa, Angel se enfrentaba a Iñigo Ortín con una Larsen de por medio. Hace años, lo habitual es que los jóvenes intentaran emular a Morphy o a Andersen. Ahora, como decía antes, Magnus debe de ser el modelo. No sé si es bueno o no, pero es signo de los tiempos. En cualquier caso, uno de los más fuertes titulados forales comentaba recientemente que es normal que cuando uno se va "haciendo mayor" y su capacidad de cálculo disminuye se mueva hacia aperturas de "esquemas" y se vuelva más "mazas". No tengo muy claro a qué se evoluciona desde una Larsen. El caso es que la estrategia de casillas negras fue inexistente e Iñigo consiguió una cómoda iniciativa que ejecutó de forma impecable.
Así que derrota, posiblemente inesperada inicialmente, pero acorde con las alineaciones y el desarrollo de las partidas.
Lo peor es que el "mal fario" del A se contagió al resto de los equipos de la Sección, aunque esto será objeto de otra entrada.
En el resto de la jornada, dos resultados intensos. Orvina le endosó un severo 8-0 a Runa que venía de ganar a Santa Ana. Está claro que los de la Txantrea, tras el relativo desliz de la primera ronda, han entendido que tienen que apretar el acelerador a fondo, más aún cuando descansan en la última ronda, lo que les priva de referencias, para ganar. Su acelerón parece de tipo Marc Márquez y, a este paso, van a vencer a falta de varias rondas. Ellos han visto así su victoria. En el otro encuentro de la ronda, victoria, también contundente, de Paz de Ziganda ante Arrano (7-1). Este resultado, junto con el de la primera ronda, da a los de Villava más crédito del que inicialmente parecían disponer. En cualquier caso, este Campeonato, a pesar de la retirada de Nuevo Casino y la debilidad de Arrano, parece estar mucho más interesante de lo que parecía. Atención a las próximas rondas.
El primer tablero era esta vez cosa de Aurelio, ante la ausencia de Dani. Enfrente Patxi Sesma, uno de esos adversarios siempre incómodos, cuando menos. Sin embargo, la partida siempre pareció cómoda para el nuestro. No quiero decir que adquiriera ventaja temprana, pero sí que jugó una línea relativamente habitual para él, en la que el blanco no entró en las líneas más críticas. La ventaja posicional se convirtió, con posterioridad, en un avance de la masa de peones del negro sobre el flanco de rey del blanco, con remate táctico. Impecable.
Algo parecido en el segundo tablero que enfrentó a Txemi con Moisés Laguardia, pero con los colores cambiados. Es decir que, en este caso, el blanco nunca abandonó una ligera iniciativa que constriñó el espacio disponible para los trebejos negros. Es posible que el negro dispusiera de mejor defensa, pero Txemi estuvo muy efectivo.
En el tercer tablero, Diego Ramíerez Parra, quien no había jugado las primeras rondas, y Pedro jugaron un esquema similar a las dos partidas anteriores, pero con un mayor punto de respeto mutuo y la sangre nunca llegó al río. A falta de un minuto para el comienzo del clásico, oferta de tablas que se aceptó casi antes del ofrecimiento (lo que hubiera hecho las delicias de Isaac Asimov).
En el cuarto, Javier se enfrentó al siempre difícil David Garrido (quien jugó la susodicha Owen). Javier quedó mejor, lo que no es difícil contra esa Defensa; pero la cosa quedó reducida a una ventaja menor y aceptó las tablas ofrecidas por su rival.
Hasta aquí, las buenas noticias. A partir de aquí las cosas se complican. En el quinto se enfrentaron Alejandro Bernal y Cesar. Sobre el papel (Elo) encuentro igualado, pero Alejandro es uno de los juveniles con mayor proyección. Curiosamente, la partida pudo tomar unos derroteros bien distintos de los que finalmente tuvo. El joven tudelano juzgó (equivocadamente) que el nuestro había cometido un error temprano en la apertura y se aprestó a castigarlo. Cesar aceptó el envite, pero unas jugadas más tarde, jugó una "natural", algo que suena bien, pero suele ser nefasto en posiciones críticas. Ambos cometieron el mismo error de juicio en la partida sobre una línea que daba clara ventaja al negro, por omisión de un detalle trivial. Tras esto, Alejandro apuntó directo a a yugular de Cesar, quien no pudo evitar el fino juego táctico de su rival.
En el sexto, ambos equipos llamaron a refuerzos de sus equipos B, aunque un tanto desequilibrados, ya que se enfrentaban Andrés (1799) y José Angel Carcavilla (1931). Apertura tranquila del nuestro, que llevó a un cambio masivo de piezas, y a un final de torres, con una peón débil retrasado en columna abierta del negro. Creo que Andrés se precipitó ligeramente al comerse el peón sin cuidar su propia debilidad y se firmó un rápido empate.
Los dos últimos tableros vivieron un doble enfrentamiento entre jóvenes de las respectivas canteras, aunque con un cierto desequilibrio en Elo a favor de los tudelanos (270 puntos de media, que se antojan muchos). En el séptimo, Daniel Roldán se enfrentó a Irati en una típica partida con apertura de peón de dama. La partida parecía discurrir de manera bastante típica, cuando una pieza de Irati se evanesció del tablero.
En la última mesa, Angel se enfrentaba a Iñigo Ortín con una Larsen de por medio. Hace años, lo habitual es que los jóvenes intentaran emular a Morphy o a Andersen. Ahora, como decía antes, Magnus debe de ser el modelo. No sé si es bueno o no, pero es signo de los tiempos. En cualquier caso, uno de los más fuertes titulados forales comentaba recientemente que es normal que cuando uno se va "haciendo mayor" y su capacidad de cálculo disminuye se mueva hacia aperturas de "esquemas" y se vuelva más "mazas". No tengo muy claro a qué se evoluciona desde una Larsen. El caso es que la estrategia de casillas negras fue inexistente e Iñigo consiguió una cómoda iniciativa que ejecutó de forma impecable.
Así que derrota, posiblemente inesperada inicialmente, pero acorde con las alineaciones y el desarrollo de las partidas.
Lo peor es que el "mal fario" del A se contagió al resto de los equipos de la Sección, aunque esto será objeto de otra entrada.
En el resto de la jornada, dos resultados intensos. Orvina le endosó un severo 8-0 a Runa que venía de ganar a Santa Ana. Está claro que los de la Txantrea, tras el relativo desliz de la primera ronda, han entendido que tienen que apretar el acelerador a fondo, más aún cuando descansan en la última ronda, lo que les priva de referencias, para ganar. Su acelerón parece de tipo Marc Márquez y, a este paso, van a vencer a falta de varias rondas. Ellos han visto así su victoria. En el otro encuentro de la ronda, victoria, también contundente, de Paz de Ziganda ante Arrano (7-1). Este resultado, junto con el de la primera ronda, da a los de Villava más crédito del que inicialmente parecían disponer. En cualquier caso, este Campeonato, a pesar de la retirada de Nuevo Casino y la debilidad de Arrano, parece estar mucho más interesante de lo que parecía. Atención a las próximas rondas.
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